La impotencia argentina muchas veces busca escapar con violencia de las cadenas insoportables del fracaso
Elía, Pardo, Eslejer y Catalán son los 4 violentos identificados en el video que golpean salvajemente al ciudadano croata. Le pedimos a las autoridades de #Rusia que los detengan y deporten. Firmamos un acuerdo para cuidar a los argentinos y ser firmes con los que quiebran la ley pic.twitter.com/Ap2t4oUXbu
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) 22 de junio de 2018
La violencia tiene manifestaciones sorprendentes. A veces no necesita exhibirse en un campo de batalla ni en un centro de torturas. Un joven argentino entra al baño del magnífico estadio de Nizhny Novgorod y grita desaforado. “Los croatas son todos putos…”. Es el entretiempo del partido entre la Selección y Croacia pero el empate todavía no arroja señales sobre la tragedia futbolística que sobrevendría 45 minutos después. Sonríen algunas de las camisetas argentinas que orinan delante de los mingitorios brillantes que construyeron los rusos para el Mundial. Las camisetas croatas que hay en el lugar son minoría y ninguna de ellas habla en español. Si no fuera así, seguro estallaría la pelea. Pero todos, argentinos y croatas, han tomado demasiada cerveza y la amabilidad de las cientos de selfies compartidas en la extensa previa de la tarde ya son un recuerdo lejano. Un destello de tolerancia guardado en la memoria de los smartphones.
Cuando el resultado se tuerce definitivamente en contra de los argentinos, la agresividad se puede advertir en muchos rincones de la cancha.
En las plateas, en los baños y en los pasillos hay bronca a flor de piel. Uno de esos episodios fue registrado por un tuitero español (@soymadridista), que lo subió a las redes para incorporarlo en cuestión de horas a la popularidad millennial de la viralización.
Media docena de argentinos arremete contra un muchacho croata que cometió la irresponsabilidad de tropezarse y caerse al piso delante de ellos. Los nuestros lo castigan con una tormenta de patadas y uno aprovecha la disparidad de fuerzas para acomodarle un trompazo en medio de los dientes. Cuando por fin llegan los auxiliares de seguridad rusos, los pibes héroes argentinos se escabullen entre los plateístas para ponerse a resguardo. Así intentan que no los identifiquen y los detengan pero las autoridades ya avanzaban en la búsqueda de sus datos. El resultado es la quita del indispensable pasaporte mundialista FAN ID. Y ahora se analiza la deportación incruenta a Buenos Aires.
Fuente : Clarin